domingo, 19 de abril de 2009

Esos Demonios....


Mira cómo esta impresa esta mala inclinación en nosotros, que la naturaleza humana por sí misma y por su original corrupción, sin otro extraño motivo o instigación, se vuelca sobre esa vileza, que si la bondad de nuestro señor no reprimiera esa natural inclinación, todo el mundo caería en general y suciamente en esa vileza. Leemos cómo a un niño pequeño y puro, criado por unos santos ermitaños en el desierto, que no había tenido contacto con hembra lo mandaron a la ciudad donde estaban su padre y su madre. Y en cuanto entró en el lugar en donde estaban su padre y su madre, preguntó a aquellos que los habían llevado acerca de las cosas nuevas que veía, qué cosas eran: y como había visto bellas mujeres y bien adornadas, preguntó qué cosas erán, y los santos ermitaños dijéronle que aquellas cosas eran diablos, que turbaban a todo el mundo, y como estaban en casa del padre y de la madre, preguntaron al niño los santos ermitaños que le llevaban, y le dijeron así: "Mira que cantidad de cosas bellas y nuevas has visto y que jámas habias visto, ¿cuál es la que más te ha gustado?". Y el niño respondió: " De todas las cosas bellas que he visto, las que más me han gustado son los diablos esos que turban al mundo". Y como aquéllos le dijesen: "¡Oh, mezquino! ¿No has oído decir muchas veces, y leído, lo malos que son los diablos y el mal que hacen, y que su hogar es el infierno, y cómo, entonces, te han podido complacer tanto cuando los has visto por primera vez?". Dicen que respondió: "Aunque tan malas cosas sean los diablos y tanto mal hagan, y que en el infierno estén, no me importarían todos esos males y no me importaría estar en el infierno, con tal de que estuviese y habitase con diablos como ésos. Y ahora sé que los diablos del infierno no son tan malas como dicen, y ahora sé que haría bien en estar en el infierno, puesto que tales diablos hay allí y con tales debería estar. Y así fuese yo con ellos, Dios lo quiera"


Tomado del Libro. La catedral del mar